Aprueban la Ley Sinde en España
A pesar de protestas y reclamos no sólo en el país, sino que también a nivel mundial, en España se aprobó la polémica ley Sinde (Sin Derechos), que en realidad son las siglas para o Segunda Ley de Economía Sostenible, pero creo que mi definición la describe mejor.
A partir de marzo, los españoles verán como sus derechos y libertades en el ciberespacio, se verán coartados por cierres abusivos de páginas y la persecución a sus creadores, todo bajo una decisión arbitraria por parte de la “Comisión de Propiedad Intelectual”, que actuará ante cualquier denuncia.
Cómo funciona la ley Sinde
Ante una denuncia sobre posible violación de derechos de autor por parte de un sitio o servicio web, la Comisión de Propiedad Intelectual, formada por tres personas escogidas por el Ministerio de Cultura, emitirán un fallo que puede obligar a “los culpables,” en el mejor de los casos, a retirar el contenido o, en el peor, terminar con la web por completo. La segunda opción se aplica en caso de existir lucro o causar daño patrimonial. También, se inician acciones judiciales contra el responsable legal.
Si el sitio o servicio ofensor se encuentra fuera de España, la Ley Sinde faculta a la Comisión de Propiedad Intelectual a bloquear su acceso desde el país.
Fin del canon digital
Una noticia buena, dentro de todo lo malo que se le viene a los internautas y webmasters españoles, es que finalmente se le puso fin al Canon Digital, una resolución que aplicaba impuestos extras a todos aquellos productos que “pudiesen servir para la piratería.” Entre los objetos se encontraban discos vírgenes, reproductores de MP3, grabadoras de DVD, memorias USB e incluso teléfonos móviles capaces de reproducir contenido multimedia, entre otros.
Eso si, la eliminación del Canon no tiene carácter retroactivo, por lo que no habrá devolución de los dineros obtenidos de forma injusta y, ahora, ilegal.
Fin de la libertad de expresión
Gracias a la aprobación de la Ley Sinde, los españoles tendrán miedo de publicar contenidos de todo tipo, por más legales que puedan ser, en sus sitios, blogs e incluso redes sociales, ante el temor de ser sindicados como violadores de ésta asquerosa polémica ley, lo que terminará con una censura autoimpuesta y la perdida de libertad de expresión, destruyendo el espíritu de la Internet.
Vía: El Mundo