Los videojuegos llegan a los hospitales como herramientas de rehabilitación

A pesar del antiguo prejuicio sobre los efectos negativos de los videojuegos, cada vez son más los profesionales de la salud que los recomiendan como terapia. Las características de todas las consolas y títulos pueden aprovecharse de una u otra manera para el beneficio de los pacientes; ya sea que sufran de dolencias físicas, algún trastorno alimenticio o adicción.

Muchísimos estudios demuestran la efectividad de los videojuegos para frenar el deterioro mental de la vejez o ayudar a niños con dislexia, por ejemplo. Pero su uso va mucho más allá de la experimentación: en el Hospital Universitario Bellvitge, en España, los médicos utilizan el título Islands para mejorar la capacidad de autocontrol de pacientes con trastornos de la alimentación y ludopatía. Un sistema registra las reacciones de los jugadores, midiendo su frecuencia respiratoria, la sudoración o los gestos de la cara.

Rehabilitación con videojuegos

El juego fue creado por el equipo europeo de Playmancer, formado por profesionales de hospitales de cinco países, y consiguió aumentar el autocontrol de los pacientes. Si uno de ellos entra en un estado emocional negativo o de estrés, el juego lo envía a una zona de relajación, con un cielo estrellado. Así, aprenden a enfrentar situaciones complejas.

En el Hospital Universitario de Burgos, los especialistas adaptan juegos comerciales a las necesidades de sus pacientes. Personas con problemas en la movilidad de sus brazos pueden mejorar jugando al Adventures de Kinect, ya que ayuda a potenciar la coordinación. En la rehabilitación de un esguince de tobillo, se utiliza la consola y plataforma Wii: los pacientes se apoyan en muletas o solo posan el pie dañado para, por ejemplo, meter canicas en un agujero.

¿Son más eficientes los videojuegos que las terapias tradicionales? No lo son, pero al ser más divertidos, ayudan al paciente a estar motivado y seguir tratamientos largos. Además, los juegos también se utilizan para aliviar el dolor y el miedo de los niños hospitalizados, lo que se conoce como anestesia virtual. Ninguna tecnología es mala en sí misma, sólo depende del uso que le demos.

Vía: El país