Prueban con éxito chips biológicos hechos de moho

La industria informática trabaja desde hace décadas para imitar, con cables y metales, la complejidad del cerebro humano. Algunos científicos creen que en lugar de utilizar materiales artificiales, podrían aprovechar las características naturales de ciertos organismos, como el moho. Los especialistas Andrew Adamatzky y Theresa Schubert, realizaron una investigación biotecnológica con resultados curiosos. En ella, se destacan células, bacterias y nutrientes.

El Physarum polycephalum o moho del fango es el gran protagonista de este proyecto. Este organismo es capaz de crear redes de tubos interconectados entre sí y capaces de procesar información. Adamatzky cultiva y analiza el moho de fango desde 2006, para encontrar un elemento natural capaz de expandirse por el espacio y de generar cambios al contacto con otras sustancias. Del otro lado del océano, el MIT también trabaja con biotecnología, y ha logrado crear los primeros materiales vivos utilizando bacterias y metales.

Physarum-polycephalum-moho-computación

En seguida me di cuenta de que el moho se comportaba casi exactamente como un medio químico de reacción-difusión, que podía desarrollarse y crecer, y que era capaz de implementar una amplia gama de procedimientos de cálculo con sus transformaciones químicas”, explicó el científico. El microorganismo tiene un determinado potencial eléctrico (por las reacciones que se producen en su interior), y un conjunto de ondas recorren el interior de los tubos del moho.

Los circuitos habituales de las computadoras están compuestos por silicio sólido, y llevan resistencias, condensadores, interruptores, semiconductores o memristores. El circuito que proponen estos investigadores se denomina máquina Physarum y sigue utilizando los mismos elementos, pero sustituye sus chips y unidades de memoria por el moho de fango y los tubos de nutrientes que genera.

Los expertos demostraron que los tubos de moho pueden absorber y transportar tintas de color según van creciendo y alimentándose. El interior de esos tubos se mueve gracias a impulsos eléctricos, ondas y todo un conjunto de reacciones, como si se tratara de un chip. Además, es posible intervenir en la red de moho con estímulos eléctricos para regular, modificar e influir en su comportamiento.

Estos circuitos biológicos, por tanto, pueden realizar operaciones lógicas muy similares a las que realiza uno electrónico. Adamatzky cree que la máquina Physarum puede generar unidades híbridas que combinen sustratos biológicos con hardware convencional. En ese sentido, el Instituto Dresden de Nanociencias Integradoras Desarrolló diminutos robots que se mueven dentro del cuerpo gracias al esperma y pueden controlarse a distancia.

Enlace: El Corso